En clase, fuimos elaborando una lista a medida que los elefantes traíamos a clase la autorización y el dinero para hacer la excursión. Al final, esta vez, nos animamos TOD@S.
Nos montamos emocionados en el autobús y por el camino nos entretuvimos contando los túneles. Y entre túnel y túnel... gritábamos tuuuuuuuuuuuuuuuúneeeeeeeeeeeeeeeeeelllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll, tuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuúneeeeeeeeeeeeeeeeeelllllllllllllllllllllllllllllllllll...
Al llegar a San Vicente de la Barquera, tuvimos que subir una cuesta muy pero que muy pindia, pero la adrenalina nos hizo subirla en un santiamén. Al ir llegando, allí apareció ante nuestros ojos ¡¡¡¡¡EL CASTILLO!!!!!
Sacamos las entradas y comenzamos la visita al Castillo del Rey. Y no sólo contemplamos la arquitectura del edificio, sino que también había una pequeña exposición que contemplamos encantados.
Incluso leímos los carteles que había por las diferentes salas.
Vimos un trono, en el que todo aquel que quiso, lo probó. Tenemos fotos pero las reservamos para el DVD de fin de curso.
Nos pusieron un documental cortito sobre el origen y la Historia de San Vicente de la Barquera, que escuchamos muy atentos, a pesar de que no estaba muy bien adaptado a peques como nosotros.
Después, seguimos explorando el castillo y subimos hasta arriba del todo, donde caminamos por el "camino de ronda" y pudimos ver de cerca las almenas y los vanos para disparar flechas escondidos.
Así como unas vistas preciosas de San Vicente
Después, entramos en la torre del castillo... (que no sabemos si es la torre del Homenaje o la torre de Guardia, porque sólo tiene una torre este castillo) y ¡¡¡¡¡mirad lo que allí nos encontramos!!!!!
Después de contarnos el cuento
El caballero misterioso nos pidió que le ayudáramos a buscar un cofre con un tesoro. Rápidamente le indicamos dónde estaba:
:
Y nos descubrió que en ese cofre, había BESITOS de gominola para los ratones y los elefantes:
Después de agradecerle al caballero la lectura del cuento y sus besitos,
Y nos marchamos del castillo después de comer unas galletas de prícipe, como no podía ser de otra manera.
Pensábamos ir a comer a la playa, pero las profes se acercaron a comprobar cómo estaba la arena y la humedad nos hizo cambiar de planes. Así que pusimos el autobús rumbo a un parque estupendo, ideal para cualquier domingo de picnic.
Allí comimos
Y después jugamos un montonazo hasta la hora de volver al cole...
Y hasta tuvimos fuerzas para dar un paseo hasta el río
Así que claro, el desgaste y el reseco... ¡¡¡eran más que palpables!!!